las 3 maravillas

 En un pergamino amarillento describo y leo 


LAS 3 MARAVILLAS, que no son maravillas ni nada, y empiezan advirtiendo de su contenido, goteando salsa miel y mostaza por las esquinas


La primera maravilla que cita y aparte, mi nacimiento nefasto y trágico,

A los 7 meses y con pulmones putrefactos, con la fuerza de una golondrina y la expansión de una nuez, un soplido hubiese sido suficiente para cantar mi muerte



(hubiese muerto a las 12:01)


La segunda maravilla es y fue, la entrada al infierno por mi parte en un sueño eterno, lúcido y perfecto, en el que mi acompañante se parecía pero no era, mi padre, y en ese mismo instante pude verle despedazado por el alcohol, en una siesta etílica, con piel amarillenta y labios azul marino, de no encontrar forma de respirar, ni comer, ni llorar,

Si de sus ojos salían lágrimas sabrían a Whiskey, y en su mente se escucharía la razón por la que gime: mi madre me dice que no soy un hombre fuerte. Y en la fragilidad de un hombre Acuario y alcohólico, que sus dos hijas más jóvenes (piojosas de 6 años) nunca le vieron salir de la cama,

(ni sonreír, ni brincar), se divisaba siempre una devoción por Dios que no era divina ni ficticia, que siempre citaba las escrituras y enseñó a leer con ellas


En la fragilidad de un alcohólico se explica por qué Las lágrimas con sabor a whiskey se apelmazan en sus mejillas para luego contorsionarse en las palmas de sus manos, cuando piensa en su padre, pobrecico, que murió y volvió a morir, y luego murió su hermano, y cuando sus dos hijas nacieron lo celebró con una cerveza, 

y no quería nada más que morir. Aunque tuviese mujer e hijos. Se le seguían acumulando las ganas de seguir muriendo 


Hasta que murió y su hijo lo vio. Y su padre citó unas palabras, porque Dios lo poseyó en sus últimos momentos, y utilizó su boca alcohólica y gitana para describir ciertos pasajes, que nunca se escribieron ni se escribirán, porque los dedos de ese alcohólico estaban mojados de whiskey y resbalaban

cada vez que intentaba sostener el bolígrafo



Y es la TERCERA maravilla la que nos muestra un primer beso

frío e intransigente, que nos roza la nuca y luego la nuez, y acaba en nuestro vientre o, entrañas. Empezó todo con un mordisco letal, y ella pudo sentir el veneno recorrer sus sangres, como si le hubiesen preguntado Qué tal, y ella no supiese qué responder. Porque estaba bien. Se le acercó una boca caliente y parlanchina, y dejándose llevar por el veneno que debajo de su piel descansaba, bailando al son de sus latidos, irregulares, no sentía más que paz, la paz de un veneno sigiloso que, a menos que le preguntases dónde iba, no sabría dónde ir. 

El beso que culmina en otro despierta a ella, kínder y bella, que aún seguía masticando el residuo del veneno. No osó quitar la mano ni los labios de nadie nunca, mientras antes hubiese catado el veneno

Que pronto la condenaría a besos de lila, 

en las rodillas, en los ojos, en los brazos. Y pondría excusas de plástico, in-creibles, débiles, marchitas,

Una

Y otra

Y otra y otra

Y otra mald

ita vez. Hasta que

Comentarios

Entradas populares de este blog

arder en el vientre de una madre

Tartamudeo en tu pobre oído o La canción más triste del mundo