leyenda urbana como lección supersticiosa, suculenta y mordaz
« Por las bocas de algunos se derrama sangre, crímenes sanguinarios bautizan sus apellidos, no pertenecen a nada ni a nadie y después de matar siempre rezan.» I. PRÓLOGO O EPÍLOGO DE UNA HISTORIA DISCONTINUA: LEYENDA URBANA COMO LECCIÓN SUPERSTICIOSA, SUCULENTA Y MORDAZ. Es sombrío el lugar, la niebla espantapájaros, las calles intransitables, los bares contaminados. Hay mucha sed y en primera escena se posiciona un cuerpo alargado que por su forma de caminar diriamos que se dirije entre enfurecido y decepcionado a la habitación 504 de aquel hostal desolado. Pasos lentos y escandalosos que retumban en las paredes de las calles o en los huesos de los animales abandonados que, al escucharlo, ladran protectores. No obstante, el cuerpo, que ahora camina entristecido, no alberga en su pesado corazón (que cuelga de su pecho, observa la vena cava asomando, líquida y escurridiza, casi tocando el pantalón) ningún atisbo de miedo. Hombre no es, y si lo f...