cenizas de una madre y sus tres hijos
conocí hace no mucho a una bruja con la nariz pequeña que murió con los ojos derretidos. Les cuento... En un laboratorio estábamos ella y yo, con dedos prolongados y gargantas secas, esperando a que se cocinara un caldo de verduras. Ese laboratorio, me contó, lo frecuentaron dos señores muy mayores para cocinar ketamina. En la misma pota donde ahora se cocía nuestro caldo, se coció alguna vez ketamina. Nada raro parecia surgir en el caldo y, aunque hervía con mas calor de lo normal, su olor era tan mágico y penetrante que no osabamos detenerlo. En las esporas de unas setas a la izquierda, podíamos ver siluetas geometricas a través de nuestra lupa.Yo, me entretuve con eso, mientras la bruja con la nariz pequeña removía, hipnotizada, nuestro caldo de verduras. Pasò mucho tiempo que yo empleè en tratar de duplicar esas líneas psicodélicas en mi cuaderno y el estómago de la bruja empezó a rugir. Me dijo que no aguantaba más el hambre y comenzó a llover, le dije, llenemos u...